• Menos selfie y más periodisteo

    ¿Qué haces que todavía no has twitteado el último de los post de periodisteo? He visto publicaciones de Facebook más rápidas... ¡A qué esperas! Lee, descubre, comparte y, sobre todo, ¡¡posturea!!

  • Periodisteo: la combinación perfecta de Periodismo y Postureo

    Esto no es un periódico, tampoco un manual de postureo. Es la recopilación de las noticias que una joven periodista ha ido escribiendo a lo largo de su trayectoria y que merecen ser publicadas por ella. No te quedes aquí y prueba a leer un poquito, puede que valga la pena.

  • Ante todo, periodismo

    Las palabras son eternas. No envejecen ni se desgastan, hagámos de ellas algo grande. Si son escritas merecen ver la luz, así que no te lo pienses, si quieres compartir algo que escribiste y tenías escondido, este es tu lugar. El de tus palabras.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Kelox (Flores Valles)


Flores Valles es una pyme madrileña constituida en 1965 por su fundador Manuel Valles, y se dedica a la fabricación de mobiliario y carpintería mecánica. Aunque actualmente cuenta con una trayectoria de 51 años e integra otras dos empresas: Kelox y Flovigás; la empresa en sí cumple más de 180 años de antigüedad.

Su número en la Clasificación Nacional de Actividades Económicas (CNAE) es el 2512 (Fabricación de carpintería metálica), su SIC el 2514 (Fabricación de muebles para el hogar), y se encuentra ubicada dentro del sector de la fabricación del mobiliario metálico. Su presidente, José Luis Flores Anguita, es además su principal y más importante accionista, desde que heredó la empresa de su padre. La empresa posee la estructura de Sociedad Anónima y un capital social de 1.075.250 euros. No cotiza en bolsa, posee un índice de valoración B y una presencia de 59, según eInforma.

En su plantilla cuenta con más de 150 empleados y su facturación alcanza los 30 millones, según reflejan su informe del periodo de 2013. Dentro de sus actividades, se dedica sobre todo a la construcción de mobiliario de alta tecnología para trenes, como las cafeterías y cocinas que fabrica de acero inoxidable. Está presente en países como Arabia Saudí, Alemania, Japón, China, Estados Unidos y Francia. El reconocido cocinero español, Ferran Adrià, contrató personalmente a Kelox para que se encargara del diseño de la cocina de su proyecto Tickets.

Su aparición más importante en los medios es la noticia que se escribió en Expansión sobre esta empresa:


miércoles, 9 de marzo de 2016

Un chorrito de aceite y una buena dosis de actitud

Hace unos días me encontré por causalidad con un tipo que da ponencias de esas motivadoras que ahora son tendencia, y lo cierto es que dijo algunas cosas de lo más interesantes. Víctor Küppers, así se llama el tipo, defiende que toda persona se conforma de (C+H) x A, es decir, conocimiento más habilidad multiplicado por la actitud.
Aunque parezca una fórmula química, en verdad es algo mucho más sencillo, y lo que viene a defender es que la actitud en una persona es el factor más importante. Y por eso es el que multiplica.
Si las palabras de nuestro amigo Küppers tienen razón, a la hora de encarar cualquier circunstancia en la vida, la actitud será nuestra gran carta de presentación, relegando a un papel menos relevante los conocimientos que hayamos adquirido en años de experiencia, y las habilidades que tengamos, ya sea por don o dedicación.
Por lo tanto, no importará tanto lo que sepamos y seamos capaces de hacer sino lo demostramos con nuestra actitud. Si no nos ponemos frente al problema con la predisposición de solucionarlo, o si nos enfrentamos a los obstáculos con la seguridad de que los saltaremos.
En estas que voy a la feria mundial del aceite, WOOE, que se celebraba en IFEMA desde el 2 y 3 de marzo, y me encuentro charlando con el editor del grupo Editata, Santiago García. Me explica que el mercado de aceite en nuestro país es uno de los mejores y más prestigiosos, concretamente “España es el líder mundial de producción de vino y aceite”, pero que aún así no consigue vender la cantidad que debería en los mercados extranjeros, quizá por su escasa visibilidad.
La idea se me queda rondando en la mente mientras pruebo trozos y trozos de pan con aceite, y cato todas las variedades del lugar."Visibilidad", un concepto con el que, después de todo, he terminado por intimar en estos cuatro años de carrera y que ahora parece ser quién tiene la primera palabra. Partimos de la base de que si no te ven, no existes, hasta que terminamos por achacar nuestra falta de actitud a nuestro escaso número de seguidores. Y volvemos a nuestro amigo Küppers. La cuestión es encontrar siempre un culpable, para que nosotros no tengamos que asumirla jamás. Pero, ¿y si el problema estuviera precisamente en nuestra actitud?

Así que voy recorriendo los diferentes stads pensando en la visibilidad y en sus posibilidades, cuando el Community Manager de una de las marcas de aceite que allí se vendían de dirige a mí para recomendarme un chocolate bañado en aceite que ni siquiera pertenece a su marca. Me parece una dulce manera de comenzar a interactuar con alguien al que se pretende camelar, así que le doy un voto de confianza y, sobre todo, mi mayor predisposición a escucharle su segunda recomendación. La que él realmente quería vender. Es lo que hay, si te ganas la simpatía de alguien, ya tienes más de la mitad del terreno recorrido.
En un primer momento, su estrategia fue regalarnos una botella de aceite de la compañía para la que trabaja, con el objetivo de que nos hiciéramos fotos con ella y las subiéramos a las redes sociales, donde nos un aluvión de seguidores. Sin embargo, no pudo llevarla a cabo dado que su jefe se negó a regalar una muestra del producto. “Pertenecéis a una universidad en la que hay miles y miles de jóvenes, pero no puede regalaros una botella. No entiende el mercado”. Y lo cierto es que casi nadie lo entiende.
Esta marca se diferencia de las demás en un detalle que puede que parecer nimio pero que, en verdad, constituye un factor indispensable: la presentación y el diseño del producto. Aunque no llegué a probar ese aceite (y puedo asegurar que comí pan con aceite ese día) me fascinó el diseño de la botella, cuya etiqueta se presentaba con relieve y colores llamativos que le daban un aspecto armonioso y bonito. Algo así como el bordado de un mantón de manila, destacando la marca española, y tratando de enfatizar su belleza.
Me fui de la feria con muchos datos en mi cabeza, pero con una sola idea en mi mente. Como dato, que el sector del aceite está en crisis desde hace dos años, que Italia compra el aceite a España para después venderlo más caro, que la venta de vino y aceite siguen siendo el motor de la economía española, la problemática a la que se enfrenta para venderse en mercados extranjeros, y sus repercusiones positivas con respecto al medioambiente.

Como idea, que las crisis y los problemas son inevitables pero que siempre tienen una solución. Aunque sea, con un chorrito de aceite y una buena dosis de actitud. 

miércoles, 2 de marzo de 2016

Sin estadísticas


A pesar de nuestra supuesta complejidad, el ser humano siempre termina funcionando por patrones. Perfectamente clasificados en miles de categorías, para que ninguno de nuestros pensamientos, ideas, decisiones, aciertos o errores se queden sin catalogar. Algo a todas luces necesario si se tiene en cuenta que, para darle una explicación a cualquier concepto, antes es preciso que lo clasifiquemos en nuestra cabecita y le busquemos su lugar. El abanico de posibilidades y circunstancias al que nos enfrentamos cada día, incluso a cada segundo, es tan amplio que resulta inabarcable para cualquier mente que no funcione con binarios.

El ser humano necesita clasificar la realidad para comprenderla. De ahí, no es de extrañar que terminara por surgirnos la necesidad de elaborar unos documentos que recogieran todos los datos que no podríamos almacenar de otra manera. Para poder consultarlos, analizarlos, y poder hacernos una idea de lo que nos rodea, aún a sabiendas de que nunca llegaremos a comprender su totalidad, y partir de una base de conocimiento previo antes de tomar una decisión.

Transformar la realidad en datos, delimitarla en cifras, no es una tarea sencilla. Para ello tuvimos que echar de nuevo mano a las matemáticas, y ella nos prestó la estadística. A expensas de saber que no es exacta, nos proporciona esa ligera idea que pedíamos. Una especie de apoyo al que amarrarnos cuando tenemos que dar respuesta a preguntas que habrían sido incontestables de no haber podido contar con ella.

La cuestión es, ¿por qué estoy escribiendo este rollo? Porque, a pesar de disponer un Anuario Estadístico de España, a cargo de nuestro afamado y reconocido Instituto Nacional de Estadística, nunca me había metido a consultar la remuneración que podría llegar a obtener en mi vida cuando decidí estudiar periodismo. Y que no se me malinterprete, con esto no quiero decir que eligiera esta profesión por dinero, de ser así lo mío sería un fallo de nacimiento que ya no se podría arreglar, sino que habría sido interesante informarme –sobre todo si lo mío iba a ser la información- de si mi pasión terminaría por darme de comer.

Según el indicador de Contabilidad, en su apartado de Remuneración de los asalariados por ramas de actividad, el sector de la Información y las Comunicaciones es el que presenta cifras más bajas (19.776 en 2008 y 20.370 en 2013), después de la agricultura, ganadería, silvicultura, pesca y, paradójicamente, las actividades inmobiliarias, que se enfrentan a la realidad más dura.

En conclusión y desmintiendo todo lo dicho anteriormente, hay decisiones que tomamos por impulso, sin clasificar ni analizar el panorama. Simplemente lo elegimos, así, sin más, por eso que llamamos pasión y que tantos dolores nos suele dar de cabeza. Porque, después de todo, hay una cosa que nos importa todavía más que comer; despertarse con una sonrisa todos los días por saber –pero sin saberlo- que has tomado la decisión correcta.


Aún sin estadísticas, cifras y datos que la amparen, lo sabes. Porque dejaste que eligiese el corazón.